Metformina: Control Eficaz de la Glucosa en Diabetes Tipo 2

Metformin
La metformina es el fármaco de primera elección en el tratamiento de la diabetes mellitus tipo 2. Pertenece a la clase de las biguanidas y actúa principalmente disminuyendo la producción hepática de glucosa y mejorando la sensibilidad a la insulina en los tejidos periféricos. Su perfil de seguridad, eficacia demostrada y bajo coste la convierten en la piedra angular del manejo farmacológico de esta patología. Este medicamento requiere prescripción médica y su uso debe estar supervisado por un profesional sanitario.
Características
- Principio activo: Clorhidrato de metformina
- Clase terapéutica: Hipoglucemiante oral - Biguanida
- Presentaciones disponibles: Comprimidos de 500 mg, 850 mg y 1000 mg; comprimidos de liberación prolongada
- Vía de administración: Oral
- Biodisponibilidad: 50-60%
- Vida media de eliminación: 6.2 horas
- Unión a proteínas plasmáticas: Despreciable
- Metabolismo: No se metaboliza
- Excreción: Renal (90-100% sin cambios)
Beneficios
- Reduce significativamente los niveles de glucosa en sangre en ayunas y postprandial
- Mejora la sensibilidad periférica a la insulina sin provocar hipoglucemias
- Asociada con modesta reducción de peso en pacientes con sobrepeso u obesidad
- Disminuye los niveles de LDL colesterol y triglicéridos
- Reduce el riesgo de complicaciones microvasculares en pacientes diabéticos
- Perfil de seguridad favorable con décadas de uso clínico
Uso común
La metformina está indicada como tratamiento de primera línea en la diabetes mellitus tipo 2, tanto en monoterapia como en combinación con otros agentes hipoglucemiantes. Se emplea también en el tratamiento del síndrome de ovario poliquístico para mejorar la sensibilidad a la insulina y regular los ciclos menstruales. En algunos casos se utiliza off-label para la prevención de diabetes en pacientes con prediabetes, siempre bajo supervisión médica estricta.
Posología y administración
La dosis inicial recomendada es de 500 mg una o dos veces al día, o 850 mg una vez al día, preferentemente con las comidas para minimizar efectos gastrointestinales. La dosis puede incrementarse gradualmente cada 1-2 semanas en función de la tolerancia y la respuesta glucémica. La dosis máxima recomendada es de 2000-2550 mg al día, administrada en 2-3 tomas. En formulaciones de liberación prolongada, la dosis máxima es de 2000 mg una vez al día con la cena.
En pacientes con función renal alterada (TFG 30-60 mL/min), se requiere ajuste de dosis y monitorización estrecha. No se recomienda su uso cuando la TFG es inferior a 30 mL/min. En ancianos, se debe evaluar la función renal antes de iniciar el tratamiento y realizar controles periódicos.
Precauciones
Se recomienda monitorizar la función renal antes de iniciar el tratamiento y al menos anualmente durante el mismo, o con mayor frecuencia en pacientes de riesgo. Debe suspenderse temporalmente antes de estudios radiológicos con contraste yodado y reinstaurarse 48 horas después una vez confirmada la normalidad de la función renal. Es importante advertir sobre el riesgo de acidosis láctica, aunque extremadamente raro, que requiere atención médica inmediata si aparecen síntomas como mialgias, dificultad respiratoria, somnolencia o dolor abdominal.
Contraindicaciones
- Insuficiencia renal (TFG < 30 mL/min)
- Acidosis metabólica aguda o crónica
- Deshidratación grave, shock, insuficiencia cardíaca descompensada
- Enfermedad hepática aguda o insuficiencia hepática
- Intoxicación alcohólica aguda
- Hipersensibilidad conocida a metformina
- Situaciones que predisponen a hipoxia tisular (insuficiencia respiratoria aguda, infarto agudo de miocardio)
Efectos adversos posibles
Los efectos adversos más frecuentes son gastrointestinales: diarrea (53%), náuseas/vómitos (25%), flatulencia (12%), dolor abdominal (7%), y disgeusia (3%). Suelen ser transitorios y mejoran con la administración durante o después de las comidas. La reducción transitoria de la dosis puede mejorar la tolerancia.
Efectos menos frecuentes incluyen disminución de la absorción de vitamina B12 (5-10% de pacientes tras tratamiento prolongado), que generalmente es asintomática pero puede requerir suplementación. La acidosis láctica es un efecto adverso raro (<0.01 casos por 1000 pacientes-año) pero grave.
Interacciones medicamentosas
Fármacos que pueden aumentar el riesgo de acidosis láctica: contrastes yodados, alcohol en exceso, otros hipoglucemiantes. Fármacos que pueden reducir el efecto hipoglucemiante: corticosteroides, simpaticomiméticos, diuréticos tiazídicos, hormonas tiroideas, estrógenos, fenitoína, nicotina. Fármacos que pueden potenciar el efecto hipoglucemiante: inhibidores de la ECA, antagonistas de los receptores H2, IMAO, betabloqueantes no selectivos.
Dosis olvidada
Si se olvida una dosis, debe tomarse tan pronto como se recuerde, unless esté próxima la hora de la siguiente dosis. En ese caso, omitir la dosis olvidada y continuar con el horario habitual. No duplicar la dosis para compensar la olvidada.
Sobredosis
La sobredosis de metformina puede provocar hipoglucemia, aunque es más característica la aparición de acidosis láctica. Los síntomas incluyen vómitos, diarrea, dolor abdominal, hipotermia, hipotensión y taquicardia. El tratamiento es sintomático y de soporte, con monitorización de glucosa, pH sanguíneo y electrolitos. La diálisis puede ser efectiva para eliminar la metformina (clearance de 170 mL/min en hemodiálisis).
Almacenamiento
Conservar en envase original bien cerrado, a temperatura ambiente (15-30°C), protegido de la luz y la humedad. Mantener fuera del alcance de los niños. No utilizar después de la fecha de caducidad indicada en el envase.
Advertencia
Este medicamento está sujeto a prescripción médica. La información proporcionada tiene carácter informativo y no sustituye el consejo médico profesional. El paciente debe seguir estrictamente las indicaciones de su médico regarding dosis, administración y controles periódicos. No suspender el tratamiento sin consultar previamente con el médico.
Opiniones de expertos
La metformina continúa siendo el gold standard en el tratamiento inicial de la diabetes tipo 2 según las guías internacionales (ADA/EASD 2022). Su eficacia en la reducción de la HbA1c (1-2%), bajo riesgo de hipoglucemia, efectos beneficiosos sobre el peso y perfil cardiovascular favorable la mantienen como terapia de primera elección. Estudios recientes confirman su potencial pleiotrópico más allá del control glucémico, incluyendo posibles efectos antitumorales y antiinflamatorios, aunque estos requieren más investigación.


